PATOQUISQUI: MITOS DEL AMOR ROMÁNTICO

El día en que sea posible que la mujer ame, no con su debilidad sino con su fuerza, no para escapar de sí misma sino para encontrarse, no para rebajarse sino para reafirmarse; aquel día el amor llegará a ser para ella, como para el hombre, una fuente de vida y no de peligro mortal” (Simone de Beauvoir).

Con motivo de la celebración el pasado 25 de Noviembre del Día Internacional Contra la Violencia de Género creemos importante hablar sobre algunos mitos y creencias que la sociedad tiene sobre el Amor Romántico.

¿Qué es el amor romántico?  El amor romántico es el modelo cultural en el que somos educados de manera diferente mujeres y hombres según las expectativas de rol de género. Este tipo de amor ofrece a las personas un modelo de conducta que seguir, una serie de pautas ideales acerca de la persona de la que hay que enamorarse, cómo debe ser la relación etc., que cuando fracasan o fallan, producen frustración y desengaño. Esta idea del amor romántico, por lo tanto, puede considerarse un factor sociocultural de riesgo que fomenta y mantiene la violencia de género. Ante el amor romántico  existen diferentes mitos que han influenciado a la sociedad a lo largo de la historia. Se define como mitos románticos al conjunto de creencias socialmente compartidas sobre la supuesta verdadera naturaleza del amor, y que suelen ser ficticios. Algunos de ellos son:

  •  Mito de la media naranja o creencia de que elegimos a la pareja que teníamos predestinada. Esto podría llevar a una tolerancia excesiva, al considerar que siendo la pareja ideal hay que permitirle más o esforzarse más para que las cosas vayan bien.
  • Mito del emparejamiento o de la pareja es la creencia de que lo natural es la heterosexualidad y la monogamia. La aceptación de este mito dará lugar a conflictos internos en quienes se desvíen en algún modo de él.
  • Mito de la exclusividad o creencia de que no se puede estar enamorado/a de dos personas a la vez.
  •  Mito de la fidelidad o creencia de que los deseos románticos y eróticos deben satisfacerse exclusivamente con una única persona, la propia pareja, si es que se la ama de verdad.
  • Mito de los celos o creencia de que los celos son un signo de amor e incluso el requisito indispensable de un amor verdadero. Este mito suele usarse habitualmente para justificar comportamientos egoístas, injustos, represivos y, en ocasiones, violentos. 
  • Mito de la equivalencia. Creencia en que el amor (sentimiento) y el enamoramiento (estado más o menos duradero) son equivalentes y, por tanto, si una persona deja de estar enamorada es que ya no ama a su pareja y, por ello, lo mejor es abandonar la relación.
  • Mito de la omnipotencia o creencia de que “el amor todo lo puede” para resolver los problemas y justificar las conductas, incluso si estas son violentas.
  • Mito del matrimonio o de la convivencia o creencia de que el amor romántico y pasional debe conducir a la unión estable de la pareja y constituirse en la base de la convivencia. Este mito establece una relación entre dos elementos que se contraponen, uno que se pretende duradero como es el matrimonio, y un estado emocional transitorio como es la pasión, lo que no sólo resulta difícil si no que puede llevar fácilmente a la decepción.
  • Mito de la abnegación o exceso de empatía. El mito de sacrificio de las “buenas” mujeres en aras de su familia trae consecuencias nefastas. Este exceso de empatía supone conductas de la mujer víctima de violencia de género tales como la del cuidado y defensa de su agresor, justificarle, complacerle o llevarle a que busque ayuda.

Muchos de estos mitos son ampliamente aceptados actualmente por la sociedad. Además se le unen los estereotipos que han llevado a la sociedad a este punto, en el que la mujer y el hombre se diferencian por razones de sexo y género, convirtiendo esto en un marco de desigualdad social para ambos.

Por eso nos parecen interesantes estas RECOMENDACIONES PARA “QUERER BIEN” que nos cuenta Jorge Bucay en “Cartas para Claudia”.

Quiero que me oigas, sin juzgarme.

Quiero que opines, sin aconsejarme.

Quiero que confíes en mí, sin exigirme.

Quiero que me ayudes, sin intentar decidir por mí.

Quiero que me cuides, sin anularme.

Quiero que me mires, sin proyectar tus cosas en mí.

Quiero que me abraces, sin asfixiarme.

Quiero que me animes, sin empujarme.

Quiero que me sostengas, sin hacerte cargo de mí.

Quiero que me protejas, sin mentiras.

Quiero que te acerques, sin invadirme.

Quiero que conozcas las cosas mías que más te disgusten,
que las aceptes y no pretendas cambiarlas.

Quiero que sepas que hoy,
hoy puedes contar conmigo.

Sin condiciones.

¿Qué le pides tú al amor? Cuéntanoslo. 


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